martes, 28 de julio de 2015

De Caín y Abel


Génesis 4:3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

En el libro de Génesis nos encontramos la historia de dos varones, dos varones que con orgullo trabajaban y con su esfuerzo ganaban lo que habrían de comer. Nos cuenta la Biblia que estos dos varones fueron los primeros seres nacidos en la tierra. Estos dos hombres también fueron los primeros que la Biblia registra que trajeron un sacrificio a Dios. Es extraño, pero la Biblia nos da un presente muy antiguo a lo que es la iglesia en estos días. El lugar ha cambiado, pero la escena y la historia es la misma, Hermano hay, todavía, dos tipos de personas, aquellos a quienes se le es aceptada la ofrenda con agrado y el sacrificio y aquellos a los que no. 

La Biblia nos dice que la razón por la que no fe aceptada con agrado la ofrenda de Caín era la misma razón por la que en estos días la adoración, la alabanza y la plegaria no suben hasta el trono de Dios, el pecado. El pecado se ha venido a apoderar de la iglesia, el pecado se pasea por en medio de los cristianos como solo debería de pasearse el Espíritu Santo. Las iglesias están llenas de Caines y  con muy pocos Abeles.

En el libro de Juan capitulo doce nos encontramos con una mujer que unge a Jesús con perfume, pero también hay un hombre que se enoja por esto y que reclama, ¡si tan solo pudiéramos derramar nuestro perfume delante del señor sin importarnos cuanto se derrame! Judas enojado por cuanto perfume se derramaba nunca fue bendecido, tal vez si el hubiera sido un hombre que buscaba derramar su perfume delante de Cristo el nunca hubiera sido tentado a entregarlo.

La reacción de Caín  fue similar a la de Judas, se enojaron por que otra persona estaba gozando del favor de Dios, a menudo miramos muchos personajes de estos que no buscan a Dios ni dejan que se le busque, no dejan que mujeres y hombres esforzados derramen su perfume y traigan su ofrenda, ¿Tu quien eres, Caín o Abel?

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