jueves, 25 de septiembre de 2014

Ocasiones de Caer


Lucas 17:1 Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas !!ay de aquel por quien vienen! 

Hace alrededor de veinte años caminaba a casa con mi mamá, habíamos visitado a mi madrina y ya regresábamos, yo corría por la banqueta y mi mamá me urgía a caminar cerca de ella y de mi hermano pequeño.
Una de las razones por las que yo corría, recuerdo, era por que estaba feliz por estar estrenando unos hermosos tenis de la serie power rangers. 
Seguí corriendo sin hacer caso a mi mamá y de repente tropecé y caí. Al caer inmediatamente empecé a mirar sangre en mi rodilla, había caído en un lugar que estaba lleno de vidrios. Al ver la sangre que corría de mi rodilla me entro una desesperación y llorando y gritando comencé a correr, no en dirección hacia mi mamá que venia a mi auxilio sino en sentido contrario a ella hacia el lugar donde vivíamos. Corriendo recuerdo mirar a algunos amigos tratando de preguntarme que me pasaba, pero no recuerdo haberles respondido, dos cosas recuerdo: llegar al hospital y ver como me quitaban mi hermoso tenis de los power rangers lleno de sangre. Hoy al ver mi rodilla recuerdo ese incidente pues todavía tengo la cicatriz.

Cuando caemos generalmente es por la misma razón, no escuchamos la voz de aquel que nos urge a estar y caminar cerca de el. Las consecuencias de caer incluyen el manchar aquello que es hermoso para nosotros y tener cicatrices de esa caída aun muchos años después de esta. Aun así cuando caemos tenemos dos opciones, podemos levantarnos y correr hacia quien nos quiere socorrer y correr desesperados a un lugar donde tal vez no encontremos a nadie. 
Dios te pide que si vas corriendo por la vida, tengas cuidado, mejor camina tranquilo a su lado antes que inevitablemente tropieces y caigas, pero si ya caíste recuerda que el corre a tu socorro. 

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