Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. 2 de Corintios 3:17
Hace años, en las ferias, había "Circos de pulgas". El Domador atrapaba a estos insectos, los encerraba en recipientes de cristal y los dejaba ahí por varios días. Las pulgas comenzaban a saltar y se topaban con la dura superficie de vidrio. Algunas se morían por los golpes. Cada vez que saltaban recibían un fuerte impacto al chocar contra el cristal. Cuando, finalmente, eran sacadas del encierro, las sobrevivientes habían aprendido que solo podían dar saltos pequeños y discretos para no lastimarse.
Esta historia me pareció la representación perfecta de la iglesia cristiana en estos días. Dios nos ha dado la fuerzas para saltar muy alto, pero satanás nos ha convertido en su circo de pulgas, satanás no ha puesto limites y nosotros por miedo, igual que las pulgas, no saltamos al potencial que Dios nos ha dado. La iglesia misma toma los limites y los hace parte de ella. Para poder crecer hay que aprender a vencer el miedo, a poder saltar por encima de lo que antes nos lastimo. Los contenedores que satanás usa para entrenarnos son diversos, traumas, abusos, soledad, tristeza, es hora de que salgamos del circo de pulgas.
Las iglesias se someten al circo de pulgas cuando olvidan cual es su cometido: (Lucas 4:18, Santiago 1:27) dar buenas nuevas a los pobres, sanar a los quebrantados del corazón, pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos, ocuparse de las viudas y los huérfanos. Sin embargo la iglesia que trata de escoger a sus miembros y busca que no tengan ni un problema nunca podrá salir del circo de pulgas.
Si tu o tu iglesia están dentro del circo de pulgas, te invito a salir de este realizar el potencial que Dios tiene para ti, solo su espiritu nos da libertad.
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