domingo, 5 de octubre de 2014

Promesas rotas


 Apocalipsis 3:15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !!Ojalá fueses frío o caliente! 

Hace dos semanas mi esposa iba a hacer pancakes de desayuno, pero no había leche, así que me pidió que fuera a comprar. Al llegar a la tienda mas cercana me di cuenta que en el estacionamiento había un carro que promocionaba a Cristo y el salmo 23, esto atrajo una sonrisa a mi rostro y entre a la tienda. Al entrar encontré que solo había dos personas adentro, una de ellas vistiendo ropa muy normal, pantalones cortos y camiseta deportiva y la otra persona muy bien vestida, con corbata, zapatos que parecían nuevos y muy bien planchado, creía haber encontrado al dueño del carro. La primera persona salio de la tienda y se dirigió a su bicicleta, mientras tanto yo me dirigí hacia la área donde la leche tenia que estar, cuando caminaba note que el hombre de la corbata  miraba hacia todos lados y luego se dirigió hacia el área de las cervezas, abrió el refrigerador y tomo un cerveza en lata de aluminio se dirigió a pagar y cuando yo iba al mostrador  mire como subía a su carro y se iba. Cuento esta anécdota sin intención de juzgar a este hombre que en verdad no conozco. Solo quiero apuntar como este hombre miraba hacia todos lados probablemente augurándose de que ningún conocido le mirara, pero en realidad aquel que le debería preocupar esta viendo cada una de su acciones. 

Dios siempre esta atento de nosotros, cuando hacemos una promesa el sabe cuando la rompemos aunque nos cuidemos de que nadie se de cuenta. Dios dice que siete veces caerá el justo y siete veces será levantado, pero hay una gran diferencia entre caer y levantarnos y caer y arrastrarnos por el suelo para que nadie nos mire. Tenemos que entender el valor de una promesa, ya que si le fallamos a Dios muy probablemente le vamos a fallar a aquellos que no nos pueden ver siempre. El día de ayer, debo de confesar, yo rompí una promesa que le había hecho a mi esposa y pude ver como lastimamos a alguien cada vez que le fallamos a alguien no cumpliendo lo que le prometimos.

Cuando fallamos en una promesa es como cuando una piedra rompe el vidrio de nuestro coche, primero se hace una pequeña línea, pero con el tiempo se empieza a  extender el daño. Nuestro señor nos dice que nuestro si sea si y que nuestro no sea no, que no quedemos intermedio. Es mejor no hacer promesas si no intentamos cumplirlas por que luego necesitaremos una gran escoba y un gran recogedor para juntar todas nuestras promesas rotas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario